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EL JUEZ JUZGADO

Una noche, mientras daba un paseo, Nasrudín tropezó con un hombre bebido, tumbado en la hierba. Al ponerlo boca arriba, reconoció al juez, hombre famoso por pronunciar duras sentencias por las faltas morales. Nasrudín le quitó sus elegantes babuchas y el manto y siguió su camino.

Al día siguiente, cuando el juez volvió a su casa dando traspiés, se dio cuenta de que le habían robado. Lívido, dijo a la policía que buscarán en cada casa hasta encontrar al culpable. No pasó mucho tiempo antes de que Nasrudín fuera llevado al tribunal.

—¿Dónde conseguiste esas babuchas y ese manto? —preguntó el juez.

—Se los cogí a un borracho que encontré tumbado en la cuneta la noche pasada —contestó el mulá—. Desde entonces estoy tratando de devolvérselos, pero no conozco su identidad. ¿No lo conocerá su señoría por casualidad?

—¡Por supuesto que no! —replicó el juez—. ¡Caso archivado!

FIN

 

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